¿Qué hace que algunas personas tengan éxito y otras no en el estudio de inglés? Paradójicamente, aspectos derivados de habilidad cognitiva o de inteligencia tienen poco que ver con ello. Sin embargo, hay seis consideraciones que debes tener en cuenta si estás contemplando estudiar inglés o si no has tenido mucho éxito con tus estudios en el pasado, sin tener claro cuál ha sido el problema.
Variables Afectivas
Existen tres factores emocionales que pueden impactar en tu éxito o tu fracaso al estudiar idiomas: Motivación, Autoestima y Ansiedad. A estas tres variables se les conoce como Filtro Afectivo (Burt and Dulay, 1977). Si tu motivación para estudiar inglés es real y enraizada en la búsqueda de crecimiento, es muy probable que tendrás éxito.
Sin embargo, si tu motivación para el estudio es mas bien como medio para obtener otra cosa (una titulación, un acenso, liberarte de coerción de alguien), lo más seguro es que los resultados sean modestos, o nulos.
Del mismo modo, si la confianza en ti misma es baja o el estudio de idiomas te provoca angustia y te es difícil gestionarla, afectará poderosamente a que obtengas resultados tangibles.
Tolerancia a la Ambigüedad
La tolerancia a la ambigüedad se refiere a la capacidad de una persona de aceptar y desenvolverse bien en situaciones complejas, inciertas o ambiguas sin experimentar estrés o incomodidad excesivos.
Si tu tolerancia a la ambigüedad es baja en general, quizá te molesten particularmente algunas situaciones comunes, como por ejemplo no tener claro el plan del fin de semana de tu pareja, no tener definida que película vas a ver con tus amigos o no saber qué regalarle a tu mamá de cumpleaños.
La clase de inglés representará exposición a lenguaje que no siempre será claro en su contenido de inmediato, y para aliviar ese estrés, sea necesario que te sientas impulsada a recurrir a la traducción, lo cual no es una buena estrategia para el desarrollo de estrategias de comprensión auditiva o de lectura.
Visión de tu Futuro
“Para que un estudiante desarrolle habilidad lingüística, debe asumir que tendrá éxito”, (Frank Smith, 1971). Este concepto es muy poderoso, pues si el estudiante no se siente como un miembro potencial del “Club” de hablantes de un segundo idioma, o de inglés en este caso, sus posibilidades de éxito son muy bajas, dado que sus expectativas de si misma, así lo son.
Mitos Urbanos
“Necesito más práctica…”, “Sólo los niños pueden aprender inglés efectivamente…”, “Primero la gramática, después lo demás…”, “Los idiomas no son para mi…”, “Perro viejo no aprende nuevos trucos…”, “Sólo viajando al país donde se habla inglés se puede aprender…”.
¿Cuál es el cuento que te cuentas?
Si bien existe una ventana de oportunidad en los niños de aprender idiomas, esta no tiene que ver con habilidad, sino con su manejo de la ambigüedad (¿recuerdas el concepto?). Los adultos generalmente somos muy malos para eso.
También, hay muchos ejemplos de políglotas que iniciaron sus estudios de idiomas en edades avanzadas (Lomb Kato, por ejemplo), en contextos nada aventajados tecnológicamente como en la actualidad que alcanzaron un nivel de desempeño notable.
Además, un buen programa comunicativo dirigido a estudiantes principiantes te dará la confianza y el espacio seguro que necesitas para empezar a desarrollar habilidad de comprensión y desempeño gradualmente. Sólo necesitas consistencia.
Tu enfoque en aprender, no en adquirir
Existe una distinción muy importante planteada en la Teoría de Adquisición del Lenguaje (Krashen, 1982) entre aprender un idioma y adquirir un idioma.
El aprendizaje de inglés es el resultado del estudio consciente de reglas, gramática y convenciones lingüísticas. Tiene poca aplicación práctica y generalmente tiene una duración limitada.
La adquisición del inglés es simplemente el desarrollo de competencia lingüística como resultado de la exposición a inglés gradualmente comprensible, cuando el estudiante tiene un filtro afectivo bajo (es decir baja ansiedad, alta autoestima y alta motivación).
Una buena clase de inglés contendrá elementos que promuevan tanto la adquisición del lenguaje para el desarrollo de comprensión y competencia lingüística, así como dinámicas y actividades que promuevan la experimentación oral y escrita en clase.
Del mismo modo, no dejará de lado el estudio explícito de los aspectos formales del lenguaje (gramática y convenciones lingüísticas) pero solo de forma periférica ya que la gramática tiene la función, no de producir, sino de monitorear lo producido por el estudiante, dando prioridad a la comunicación, no a la perfección estructural.
Quiebres en tu vida
Un quiebre es la interrupción en la transparencia de la vida, es decir un momento donde se rompe la fluidez de nuestras acciones habituales debido a un juicio que tenemos sobre algo que no esperábamos que sucediera (Echeverria, 1994).
Si se da una situación inesperada en tu vida laboral, familiar o personal, de la cual se deriva el juicio personal de “Tengo que estudiar inglés porque …”, es posible que lo estés asumiendo como algo negativo, simplemente al usar la frase “Tengo que…”.
Arriba mencioné que la motivación instrumental (el estudio del inglés como medio para la obtención de otra cosa), generalmente no tiene muy buenos resultados. Pero si tu manera de observar este quiebre en tu vida no es el de una obligación, sino la de una oportunidad de crecer, de aprender algo nuevo que te abrirá más puertas laboralmente, que te dará acceso a mas y mejor entretenimiento, a comodidad al viajar, a conocer otras culturas, entonces los resultados pueden ser diametralmente distintos.
En casos necesarios, los quiebres en nuestras vidas pueden abordarse en conversaciones de coaching que nos permitan ver posibilidades que hasta hoy no eran evidentes para nosotros.
Conclusión
Es seguro que las personas que han estudiado inglés, y que hoy pueden comunicarse y desarrollar su vida usando esta herramienta como parte de su forma de interactuar, de aprender, de transmitir y de transformar el mundo a su alrededor, han tomado estas seis consideraciones y las han usado a su favor. ¿Qué esperas para empezar tú también?
Por: Marco Antonio Morales Maya | Director de Centro de Idiomas